miércoles, 5 de junio de 2013

Paisaje naturales urbanos e identidad

La Fábrica de Vidrio, situada al norte del casco histórico de Sevilla, aparece en 1902 como la primera industria en el Camino de Miraflores. Durante las primeras décadas del siglo XX otras industrias le siguen y se construyen barrios obreros ligados a estas industrias, haciendo de la Avenida Miraflores un eje muy importante de la industria privada sevillana, aunque la Fábrica de Vidrio seguirá siendo la mayor industria del conjunto. A partir de 1960 algunas industrias son sustituidas por edificios comerciales y siguen aumentando las áreas residenciales hasta que en 1985, la actividad industrial ha desaparecido del entorno y la zona se convierte en una de las áreas más densamente pobladas de Sevilla.
El ámbito escogido es consecuencia del interés por aquellas zonas urbanas que por distintos motivos no han sido capaces de evolucionar a la par con su entorno y han acabado convirtiéndose en áreas olvidadas dentro de la ciudad.
La antigua Fábrica de Vidrio La Trinidad es ejemplo de ello. Desde que cerró sus puertas en 1999 ha permanecido ajena a los cambios producidos en la zona en esta última década: la carretera Carmona ha pasado de ser un eje de pequeñas naves industriales y de terreno no consolidado a tener una edificación residencial densa; la Avenida Miraflores todavía mantiene muchos edificios de principios del siglo XX y se ha procedido a la rehabilitación de muchos de ellos en viviendas, es un acceso peatonal importante al casco antiguo.
Se propone la transformación de este gran espacio actualmente en desuso en un espacio libre de encuentro y esparcimiento para los vecinos de la zona donde puedan pasear o hacer ejercicio, más allá del asfalto, un lugar de recreo, un lugar donde ir para escapar de los problemas urbanos.
La idea es evitar la inserción de un “Paisaje Natural Arquitectónico” formado por unas pocas especies florales que no sostienen apenas vida salvaje, y cuyo principal objetivo es el estético, ya que no pueden ser usados por el ciudadano. 
Por ello, se pretende crear una especie de bosque urbano, es decir, un espacio natural silvestre que proporcione una riqueza de hábitats salvajes que no se pueden encontrar en los demás tipos de paisajes naturales de la ciudad.
Cabe destacar que el tipo de paisajes verdes urbanos, y el uso que la población hace de ellos, son un indicador del tipo y diseño de naturaleza urbana que los ciudadanos quieren. Mientras que por un lado, la población busca un contacto cada vez mayor con la naturaleza “no artificial”, por otro, las ciudades construyen cada vez más espacios naturales fríos y sin identidad.
Como conclusión, frente a  estos espacios naturales fríos y sin identidad dentro de la ciudad, nace la propuesta de generar un espacio natural autosustentable  que cambie de forma natural y que pueda ser disfrutado por los vecinos del entorno.



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